Prácticamente la totalidad de las parejas en conflicto presentan errores en la comunicación. Y no solo quien habla; también es importante aprender a escuchar. La comunicación en pareja es cosa de dos.
Tipos de conducta
Podemos adoptar diferentes conductas a la hora de tener una discusión con nuestra pareja: asertiva, agresiva o evitativa.
Conducta asertiva
Si la conducta que tenemos es asertiva, nos enfocaremos a resolver el problema, sintiéndonos a gusto con nosotros mismos y con nuestra pareja.
Conducta agresiva
Una conducta agresiva genera multitud de conflictos interpersonales, generando mucha tensión. Es una persona que siempre está enfadada con los demás, que no siente control sobre la situación. La frustración y la ira son muy características. Siempre echa la culpa a los demás.
Conducta evitativa
La pareja que no discute no significa que no tenga problemas. Significa simplemente que no habla de ellos. Una conducta evitativa conlleva conflictos, tanto con uno mismo como con nuestra pareja. Nos hacemos daño a nosotros mismos mientras la pareja no soluciona el problema.
Por ello, es importante conocer algunas claves de comunicación para mejorarla y así, poder resolver de forma asertiva los conflictos de la pareja.
Tips de comunicación asertiva
ELEGIR EL MOMENTO Y EL LUGAR ADECUADOS
Muchas veces, y si la situación lo permite, es mejor dejar la discusión de la solución al problema para un momento en el que los miembros de la pareja estén más calmados. Cuando una persona está emocionalmente activada, puede dejar la parte racional en un segundo plano. Es más probable que hablen las reacciones emocionales y no la razón.
El lugar también es importante. Siempre que sea posible, se debe elegir un lugar tranquilo, privado y sin distracciones externas (sin público, sin televisión, sin teléfonos…).
ESCUCHA ACTIVA
Para entender la situación conflictiva, a tu pareja y buscar una solución conjunta, es necesario escuchar. Cuando tenemos una discusión, no escuchamos. Tampoco solemos dar alternativas de solución. Tan solo, decimos lo que nos ha sentado mal.
Escuchando a nuestra pareja, podremos enfocarnos en el problema para solucionarlo.
Además, haciendo ver a nuestra pareja que la estamos escuchando, vamos a reducir su ira considerablemente. En resumen, para escuchar activamente a nuestra pareja, debemos:
- Mirar a los ojos.
- Asentir o utilizar interjecciones para hacer ver a nuestra pareja que le estamos escuchando.
- Dejar hablar sin interrumpir.
- Responder a lo que nos está diciendo.
- Evitar distracciones o mirar el móvil cuando se está hablando o discutiendo. Le está indicando a tu pareja que hay cosas más importantes a las que atender fuera.
CUIDA TU LENGUAJE
- No seas categórico ni tengas un pensamiento polarizado. Evita expresiones como “siempre”, “nunca”. Por ejemplo, tu pareja acaba de llegar a casa y deja la ropa tirada por la habitación. No es lo mismo decir: “eres un/a cerdo/a. Siempre dejas todo tirado” que decir: “Imagino que llegas cansado/a y lo último que te apetece es recoger. Me molesta la ropa tirada por el suelo. ¿Qué te parece si en vez de dejarla en el suelo, ponemos una bolsa para la ropa sucia en la habitación?”
- Utiliza un lenguaje positivo. Es mejor expresar lo que quieres y lo que te gusta, más que lo que no quieres o no te gusta.
- Céntrate en el presente. La discusión se tiene que basar concretamente en el problema actual, que previamente debe ser definido y limitado. Si salen problemas pasados, deberán resolverse en otra discusión.
- Expresa tus sentimientos y desde el “yo”. No le digas al otro lo que tiene que hacer. Evita palabras como “deberías…” Muchas veces, las cosas se hacen diferente y no hay una manera mejor que otra. Expresa cómo te hace sentir la situación e intenta buscar soluciones desde el yo.
- Evita la comunicación grosera, las exigencias y las amenazas. No acuses a tu pareja y evita los juicios morales.
NO INTERPRETAR
Como no escuchamos al otro, tendemos a atribuir una intención a la otra persona. Y si estamos enfadados, esa intención suele ser negativa (“lo hace para fastidiarme”).
Solemos proyectar nuestras creencias en el otro, interpretando en base a nuestra experiencia y nuestras emociones.
Por otro lado, cuanta más comunicación haya, menos tendremos que adivinar lo que el otro quiere. No somos adivinos y es un mito dar por hecho que nuestra pareja debe saber qué nos pasa y qué necesitamos en cada momento. Por mucho que nos queramos.
RESPETAR
Estás en una posición igualitaria con tu pareja. Tu punto de vista no tiene por qué ser ni mejor ni peor que el punto de vista de tu pareja. De hecho, si trabajas tu empatía y te pones en el lugar de tu pareja, es posible que la discusión se enfoque en buscar juntos una solución.
Acepta tu responsabilidad sobre lo que te expone tu pareja y, en base a ello, propón una alternativa o un cambio para solucionar la discusión.
La ira y el cansancio pueden dificultar la comunicación y hacerte caer en faltas de respeto. Si detectas emociones o estados que interfieren con la resolución del problema, ponlos encima de la mesa y propón posponer la discusión para dentro de un rato.
LA TERAPIA DE PAREJA TE PUEDE ENSEÑAR
Sois personas diferentes y, por tanto, es imposible no tener puntos de vista diferentes. La diferencia entre parejas sanas y parejas conflictivas es cómo solucionáis dichas disputas. Y para ello, un/a terapeuta de pareja puede enseñaros a discutir. Porque la discusión es inevitable. Las formas de solución son la clave.